jueves, 29 de abril de 2010

ALTERACIONES VASCULARES EXTRAOCULARES

Una obstrucción en el aporte arterial o en el drenaje venoso de las áreas encefálicas implicadas en la visión, fundamentalmente el lóbulo occipital, puede ocasionar como primer y, ocasionalmente, único síntoma una disminución de agudeza visual que presenta como característica típica el ser aguda y bilateral. Existen muy pocas patologías que sean capaces de ocasionar una visión de percepción luminosa de forma aguda y bilateral de forma que ante esta clínica hemos de ir dirigidos de entrada a un problema neurológico.

La anamnesis nos permitirá evaluar el estado neurológico del paciente valorando afasia, ataxia u otros signos de deterioro neurológico. Es fundamental el seguimiento de la consciencia con la escala de Glasgow. Es probable que el paciente o la familia refiera datos de patologías subyacentes que pudieran haber desencadenado el cuadro (fibrilación auricular, alteración de la coagulación, hipertensión arterial, traumatismo).

La exploración ha de comenzar con la determinación de la agudeza visual buscando la máxima colaboración del paciente. Ante pacientes encamados un optotipo de visión próxima o cualquier letra impresa nos puede dar una idea de su visión. El examen de las pupilas y motilidad extraocular pueden no aportan datos significativos así como tampoco el examen del fondo de ojo aunque la presencia de un edema de papila puede traducir la presencia de un cuadro de hipertensión intracraneal.

Es fundamental la realización de una tomografía computerizada. En las fases agudas de un proceso isquémico no aparecen alteraciones hasta pasadas unas 48 horas pero es capaz de mostrar inmediatamente los procesos hemorrágicos.

En pacientes de edad avanzada con difícil colaboración puede ser complicado el diagnóstico diferencial entre la patología vascular y patología más banal como unas cataratas o un cuadro de histeria o simulación, sobre todo si el TAC es normal. Las típicas pruebas de provocación (acercar un objeto a los ojos) y mantener al paciente en observación unas horas pueden ser la clave.

El tratamiento de estas enfermedades cae dentro del terreno de los neurólogos y consiste básicamente en el tratamiento de la patología de base y la administración de anticoagulantes o antiagregantes. En muchos casos se consigue una recuperación aunque la visión final es muy variable.

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