jueves, 29 de abril de 2010

CORIORRETINOPATÍA SEROSA CENTRAL

La aparición de una disminución de agudeza visual unilateral acompañada de metamorfopsia (visión distorsionada de los objetos) en un paciente joven en ausencia de otros síntomas y sin antecedentes generales ni oftalmológicos de interés es la forma típica en que se presenta la coriorretinopatía central serosa. Afecta preferentemente a varones con un patrón psicológico tipo A o que atraviesan situaciones de stress . En numerosos casos existe el antecedente de administración de corticoides en el contexto de alguna enfermedad inflamatoria o en pacientes sometidos a trasplantes de órganos sólidos. Algunos autores han conseguido desencadenar experimentalmente esta patología a animales de experimentación (primates) con la administración repetida de inyecciones de adrenalina sola o adrenalina y prednisolona.

Se cree que la secuencia fisiopatológica sería la siguiente: de alguna forma no aclarada el stress y sus implicaciones hormonales (liberación de adrenalina y esteroides) ocasionarían una hiperpermeabilidad zonal de los vasos coroideos que se traduciría en una salida de líquido al exterior de la coriocapilar ocasionando una elevación de la capa suprayacente: el epitelio pigmentario de la retina. Una posterior disfunción focal de ese epitelio pigmentario desprendido le impediría ejercer su función de bomba aspiradora del fluido subrretiniano que se acumularía a dicho nivel originando una elevación de la retina neurosensorial. Esta elevación se hace patente cuando tiene lugar a nivel macular dado que repercute significativamente sobre la visión (muchas veces el desprendimiento del epitelio pigmentario no afecta la región macular pero el desprendimiento del epitelio neurosensorial, habitualmente de mayor tamaño, sí lo hace).

En la exploración física se puede documentar la presencia de una importante disminución de la agudeza visual de lejos que puede ser corregida en gran parte con la adición de un cristal positivo de +1 (la región foveal está más cerca de la córnea por lo que equivale a decir que el paciente se ha hipermetropizado). El test de Amsler muestra desvío de las líneas en su región central (metamorfopsia) en el ojo afectado. La pupila es regular y reactiva. El examen del fondo de ojo muestra un área sobreelevada de longitud variable que puede llegar a ser de varios diámetros papilares y que afecta generalmente la región foveal. Esto es mejor apreciado examinando al paciente en la lámpara de hendidura con una lente de contacto y con una hendidura fina.

La prueba diagnóstica más importante es la realización de una angiografía fluoresceínica y, si está disponible, con verde de indocianina. La primera muestra un punto hiperfluorescente que aparece en la fase arteriovenosa del angiograma y que va en aumento ( patrón en borrón de tinta ) o bien que, a partir del punto hiperfluorescente inicial la pérdida de contraste va hacia arriba dando el típico patrón en humo de chimenea . Existen otros patrones menos frecuentes que no comentaremos. La realización de la angiografía con verde de indocianina nos permite detectar en muchos casos las zonas de hiperpermeabilidad que se creen implicadas en la génesis del proceso.

El diagnóstico diferencial incluye entre otras enfermedades las membranas neovasculares coroideas y el desprendimiento seroso idiopático del epitelio pigmentario aunque la característica imagen angiográfica difícilmente se presta a confusión.

Las opciones terapéuticas son limitadas. En algún momento se propuso la administración de corticoides sistémicos aunque ahora ésto no se aconseja dado que existen evidencias de que pueden desencadenar la enfermedad. Otra opción es la fotocoagulación con láser del punto de fuga. Se ha demostrado una más rápida recuperación de la visión pero también una mayor incidencia de membranas neovasculares en el área del impacto por lo que hay autores que no aconsejan esta terapéutica. Se podría valorar su utilización en aquellos pacientes que por cualquier motivo necesiten una recuperación rápida. También se han utilizado los sedantes del tipo de las benzodiazepinas para tratar la el stress de base. En cualquier caso y sin ningún tratamiento cabe esperar una lenta resolución espontánea en pocos meses con restauración satisfactoria de la agudeza visual aunque las recidivas son frecuentes así como los episodios en el ojo contralateral.

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